Blogia
Amalias

Deporte con aroma de mujer

Deporte con aroma de mujer

Ex atleta de selecciones nacionales, Juana Díaz es uno de los tantos ejemplos de cómo la mujer cubana contribuye, también, al desarrollo en el deporte

 

Los éxitos del deporte cubano tienen, igualmente, la cálida sonrisa de las féminas.

Imposible referirse a los triunfos, a los muchos triunfos de este país, si no se les incluyen. Honor a quien honor merece, tal como apuntaría en una de sus tantas geniales expresiones nuestro José Martí.

Múltiples son las misiones que asumen. Si otrora eran despojadas de sus auténticos derechos, hoy son componente imprescindible de la obra que auspiciamos, de la obra que estimulamos para mejor.

La actividad física no desconoce el empeño de la mujer. Incontables talentos surgen de sus manos en sus funciones como entrenadoras, y la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) Inés Luaces tiene no pocos “botones de muestra”.

Juana Díaz Bio, otrora destacada componente de las selecciones nacionales de baloncesto, desde hace casi tres lustros se encarga del adiestramiento de los juveniles en el centro agramontino.

Todavía Juanita abriga con especial cariño aquellos tiempos de jugadora activa. “Fue un verdadero orgullo, fue cumplir un sueño, que me obligó a sacrificarme, pero siempre trabajé para poder llegar al equipo Cuba”.

—¿Influencia familiar?

—Nada de eso. Ellos prefirieron el voleibol, pero a mí me gustaba el baloncesto. Eso sí, tuve un apoyo a mi decisión, y esas cosas a cada rato las converso con mis alumnos. Son experiencias válidas para todos. Para llegar es imprescindible entregarse, luchar, más en Cuba, donde existen tantas facilidades en ese sentido. Nosotras, las mujeres, tenemos campo abierto para nuestras aspiraciones.

—Ser entrenadora es difícil. ¿Estás de acuerdo?

—Lo es, pero es bello. Tienes la posibilidad, como en mi caso, de dar, de transmitir tus experiencias. Pero es una enorme responsabilidad, que asumí.

—¿Mujer y entrenadora?

—Perfectamente compatible. La Revolución y nosotras lo hemos demostrado. Yo se los digo a mis muchachos, los propios y los ajenos: sin esta Revolución ni soñar en que yo haría esto. Fuimos discriminadas, pero gracias a las bondades de nuestro sistema social, somos otras. Antes era muy mal visto que una mujer hiciera de entrenadora. Te diría que ahora es algo habitual, natural.

Madre de dos chicas, Juanita es toda sonrisa. Una sonrisa que lleva el encanto de alguien que se sabe útil. Son las virtudes de un proyecto que defendemos a capa y espada.

Una capa y una espada... que tiene, por qué no, aroma de mujer.

0 comentarios