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Amalias

Alba la primera en Cuba

Diosdada Sagarra Díaz

Mi estancia en el bloque 56 de la Federación de Mujeres Cubanas, en el municipio de Vertientes devino momento de alegría y recordación, porque esa zona la dirige Alba Portieles.

Para aquellos jóvenes que nacieron en la década del ´80, y para otros que quizás no la recuerden, les comentará que Alba fue la primera mujer en Cuba que operó una combinada cañera.

Están lejos de la realidad, quienes pensaron que una mujer no podría desempeñar ese oficio; sin embargo alcanzó buenos resultados, pues en las once zafras en que participó, cortó 10 millones 900 mil 90 arrobas de caña.

Su hazaña atrapó en los años ´80 la atención de todos, pues no era común encontrar a una mujer haciendo esa labor. Se impuso su dedicación, la maestría en el timón y la experiencia en llenar los camiones de caña.

Hace algunos años, en un recorrido por los pelotones de combinada, el jefe del pelotón nos decía que esta abnegada muchacha, oriunda del municipios de Vertientes, era insuperable en esa difícil faena y mucho más eficiente que algunos hombres.

Las agotadoras jornadas que a veces comenzaban a las dos o las tres de la madrugadas constituían para ella gajes de ese oficio, por estar en correspondencia con la sistematicidad del trabajo.

Ahora, cuando han transcurrido más de dos décadas Alba comparte estos recuerdos con los quehaceres de la casa, sus dos hijas y nietas, además de integrarse de lleno al cumplimiento de sus tareas como federada destacada en la comunidad.

Según pude conocer, después de su jubilación ella nunca se ha desvinculado de las actividades cañeras, porque junto a un grupo de federadas del bloque 56, amadrinan al pelotón de combinadas de la cooperativa La Fela.

En cada zafra estas mujeres preparan una valija: dice Alba “nos vamos para el campo de caña, allí estimulamos al operador que más se destacó en la semana, con un obsequio de mayor valor, a los demás le entregamos cepillos de dientes, máquinas de afeitar, paños de manos, agarraderas para la cocina, vasos, jarros... y nos pasamos el día con ellos”.

Comenta mi entrevistada que aprovecha ese día, si el jefe de pelotón se lo permite, para subir a la combinada y cortar hasta llenar de caña dos o tres camiones, en esas KTP-2 que son una maravilla, ”no en la que yo cortaba que era muy rústica porque había que hacer mucha fuerza”.

Al preguntarle ¿cuántas arrobas usted cree que pudiera promediar cortando con estos modernos equipos?; su respuesta no se hizo esperar “ más de dos millones; fíjate que una vez, cuando Lázaro Vázquez era el primer secretario del Partido en la provincia, me hizo un homenaje en el cañaveral, y me comprometí con él a cortar 300 arrobas más y en esa zafra promedié un millón 600 mil arrobas, ese resultó el año que más corte”.

Alba tiene muchas anécdotas que contar, pero dice que hay una que nunca olvida, y es que le tiene miedo a las cucarachas y un día estaba entusiasmada cortando en su combinada KTP-1, y se le metió una paja de caña quemada por dentro del pantalón, ”pero cuando sentí una cosa que me estaba caminando por encima del muslo paré la combinada, pase tremendo susto, me quité el pantalón, me quedé en blumer, grité, lloré, fue mucho lo que yo formé en ese campo, eso nunca lo he olvidado”.

En ella no se reconoce solo a la primera mujer que operó una combinada en el país, sino también porque resume la integralidad y la participación activa de una, que en su época, desafió las actividades no tradicionales y se puso en esa tarea a la par de cualquier hombre.

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