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De Sol a Sol trabaja esta campesina

De Sol a Sol trabaja esta campesina

Pensé encontrarme con una mujer ruda, muy seria y corta de palabras, sentada a la espera de nosotros. Cuando llegamos, Aílsa Aldana Carmona, Chicha, como la conocen sus allegados, había salido a caballo y así la vimos regresar. Esa campesina, ordeñadora y con 67 años de edad a cuestas lo primero que trasluce es feminidad y alegría, con el don particular de conversar y hacer olvidar que el tiempo pasa.

Es cierto que mientras una parte importante de la mujer cubana permanece en puestos clave, como ésta, que en su finca Las Aílsas, a trece kilómetros y medio de Camagüey, después de Cromo, labora sin descanso.

--¿Campesina de nacimiento?

--Sí, nací en el seno de una familia humilde, en Redención. Mi papá era cortador de caña y para ayudarlo yo me iba con él a los campos, no pude cursar ni el 6to. grado. Él trabajaba como un animal y tenía que pedir un vale para resolver la comida de nosotros, que éramos cinco hermanos, llegábamos de la escuela y pa’l campo de caña. El noveno grado lo cogí siendo una mujer.

Luego me mudé para acá a trabajar en una granja avícola como navera, pasé a técnica y después a administradora, ocupación que desempeñé durante 21 años”.

--¿Cómo gira su rumbo hacia lo que es ahora?

--Gracias a esta Revolución; a mi esposo, ya fallecido, le entregaron dos caballerías hace siete años. Pedimos 23 000 pesos de crédito para comprar las reses y pagamos en tres años, no en los cinco que podíamos.

“Echamos la vida, imagínese, de 140 libras que pesaba me quedé en 90, piqué marabú y repilé con una horqueta y ¡de qué manera!, pero limpiamos la finca, por eso estamos libres de marabú. Hicimos la casa, otra pequeñita, un embarcadero para ganado, la casa de vaquería, un pozo, y ahora vamos a construir otro. Nos dieron esta oportunidad y hay que responder y continuar echando pa’lante.

“Si usted le pone el pie al marabú, lo acaba; sin embargo, si cree que lo tumbó para siempre se equivoca.

“El año pasado sobrecumplí mi plan lechero casi en un 12 por ciento, era de 18 400 litros de leche y entregamos a la industria 19 700. Este año hay 19 700 litros planificados, y me subieron más.

“Poseo nueve vacas en ordeño y 16 gestantes. Este es un mes malo por la seca y las tierras son pobres de hierba, aunque el administrador de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Antonio Suárez, que es quien nos atiende, ya avisó de la entrada de la miel y el pienso”.

--¿Sólo se dedica al ganado?

--Fundamentalmente, y a la caña de azúcar. Esta semana pienso arar para sembrar seis cordeles más, cuento con cuatro y otros cuatro más de king grass, y así tener el sustento asegurado para la seca. Tenía otros plantados que desaparecieron con los ciclones.

“Hay aquí 76 cabezas de ganado y cuando siembre la caña destinaré otro potrero con vistas a la cría de ceba de toro, al menos dos, para fortalecer esto. Las vacas de ordeño dan entre 4 y 5 litros por vaca.

“Sembraré maíz. Necesito alambre que ya está encargado para comprarlo con el quilo-dólar, lo requiero porque la tierra está preparada para cultivar, además, yuca, calabaza, para la casa y algo que entregamos a la Placita”.

--¿A qué se refiere cuando menciona el quilo-dólar?

--Al entregar la leche nos depositan dos centavos de dólar por cada litro en una tienda donde venden productos para el trabajo en la finca, a eso le llamamos quilo-dólar. Allí encontramos guantes, machete, limas... algo favorable, pues antes pagábamos a los merolicos a como pidieran por las cosas.

--¿Qué hace Aílsa como campesina?

--Cuando estaba sola con el viejo yo lo hacía todo, bajo agua, como fuera, buscaba las vacas, trancaba los terneros, un día llegué a las diez de la noche detrás de una vaca perdida, pero la traje. Si falta el ordeñador, lo hago, incluso, hasta los partos de los animales. Cuando tienen los síntomas las acerco a un potrerito para vigilarlas, las tranco y en su momento las maniamos, les acotejo las paticas del ternero y cuando ya saca las dos las halo hacia abajo, hasta que efectúo el parto, lo mismo a las vacas que a las carneras.

“A las cinco de la mañana estoy en pie, friego, limpio. Ahora estoy más descansada, por la ayuda de Tania (la hija) y de mi yerno, antes iba a la vaquería, cogía el carretón, ensillaba la yegua y llevaba la leche a los carreros, bajo agua, como fuera. No puedo estar en una cama después de las cinco de la mañana, el Sol me coge levantada. Por la noche no me acuesto sin ver el Noticiero, me gusta estar informada”.

--¿Cómo se compone su familia?

--En la casa de la finca vive una de mis hijas, lo que ve lo aprende, cura a los carneros y los dos nietos no le tienen miedo a nada. Mi yerno es maravilloso, trabaja mucho.

“Tengo cinco hijos ya casados, dos hembras y tres varones, les gusta el trabajo. En el campo estamos nosotros tres y el papá de mi yerno que está retirado y lo ayuda en la siembra”.

--Me hablaba de los ciclones ¿dejaron por aquí muchos estragos a su paso?

--No, sólo dos o tres tejitas rotas. Mi yerno aseguró el techo. Hizo una barbacoa en el rancho de las bestias y allí se quedó, no abandonó los animales, no perdimos ni uno y los carneros los pasaron aquí adentro. En mi casa de Cromo albergué a 32 personas, les di desayuno, almuerzo y comida.

“El molino se rompió, pero por suerte como había llovido tanto la laguna tenía agua. Ya está instalado de nuevo. Ni el ciclón puede con los cubanos —dijo con extrema picardía— y mucho menos contra la Revolución.

“Mis hijos estuvieron más tiempo. Ellos bajaron todas las tejas de sus casas y las colocaron de nuevo”.

--¿Qué opinión le merece el estatus de la mujer en Cuba?

--Tenemos los mismos derechos y deberes que los hombres, ¡cómo no!, claro, después del triunfo de la Revolución. Somos igualitas a los hombres, nos han dado y merecemos la misma potestad, lo aseguro yo. Eso sí, somos más ocurrentes, aportamos más ideas.

“Soy organizadora de la Junta de la Cooperativa, cumplo como federada y realizo en esta organización todo lo que sea posible.

“Las mujeres cubanas mejoraremos aún más y aumentará la cantidad de compañeras dirigentes, todavía no tenemos el indicador adecuado. Sin dudas llegaremos, hay muchas con capacidad, y seguiremos dándole gracias a la Revolución, a Fidel, a Raúl y a Vilma, que hizo mucho por nosotras, fue una luchadora incansable, esa es la verdad”.

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